La educación internacional, clave para el futuro de nuestros hijos
En un mundo cada vez más global y competitivo, parece indiscutible que una educación internacional
será una ventaja competitiva para el futuro de nuestros hijos.
Está demostrado que cursar un año académico es la manera más eficaz de aprender un idioma.
Supone una inmersión total y un aprendizaje constante, pero también un proceso de maduración y enriquecimiento personal que aportará al estudiante valores como la flexibilidad, el entendimiento, la tolerancia y la independencia.
La experiencia de vivir un año escolar en el extranjero les cambiará para siempre, y para bien
Esta experiencia les cambiará para siempre, y para bien. Al terminar el curso, el estudiante habrá
aprendido a gestionar emociones, sentimientos, situaciones, retos totalmente nuevos para él, y todo
ello sin el apoyo directo de su núcleo familiar.
Además, en un mundo laboral cada vez más dinámico y cambiante, ya no es suficiente poseer un título universitario para garantizar un buen desempeño profesional. Las empresas demandan profesionales adaptables, flexibles, creativos y dispuestos a aceptar retos y cambios.

La educación internacional clave para el desarrollo de habilidades
La educación internacional es el camino hacia la consecución de esas habiliades; la fórmula del éxito para ser un referente en las profesiones del futuro. Contar con experiencias internacionales en el currículum, ayudará a configurar ese perfil idóneo para el mercado profesional.
En el ámbito laboral hay dos tipos de habilidades que hacen que un profesional destaque: las hard skills o técnicas y las soft skill o socioemocionales.
Las segundas son un conjunto de competencias conductuales, rasgos de personalidad, actitudes, capacidades innatas, habilidades sociales y hábitos personales que facilitan la motivación, la empatía, la comunicación y el desarrollo de objetivos, de manera conjunta con otras personas. Y tener estas competencias marcará la diferencia.
Estas son las aptitudes profesionales más complicadas de aprender, más bien se adquieren. Algunas son
frutos de la madurez y otras, características de la juventud, que se comienzan a desarrollar al cursar
un año académico en el extranjero.